El SEO tiene mucho que aprender del neuromarketing si quiere sobrevivir


El SEO es un juego en el que las reglas no dejan de cambiar constantemente. Muchos anunciantes online han visto cómo sus técnicas de SEO han quedado obsoletas cada vez que Google anunciaba un nuevo cambio y se veían obligados a establecer estrategias nuevas. De hecho, hasta la propia definición de SEO está viéndose obligada a transformarse a sí misma.

En los dos últimos años Google ha pasado del “Panda” al “Pingüino”, los nombres de sus últimos algoritmos, haciendo desaparecer aquellos artículos de baja calidad pero con muchas palabras clave para situar a una empresa en los primeros lugares de los resultados de búsqueda. Ahora, Google busca calidad, contenidos auténticos, informativos y atractivos que han transformado la optimización de motores de búsqueda en “optimización de la interacción social”.

¿Y cómo se hace que una web sea más atractiva a los ojos del nuevo pingüino? Pues con neuromarketing, una ciencia cuyos principios se asientan sobre el hecho de que el 95% de nuestros pensamientos, emociones y aprendizajes ocurren antes de que seamos conscientes de ellos. Es decir, la mayoría de las empresas sólo están hablando al 5% de los cerebros de sus clientes potenciales.

Christophe Morin, “director de dolor” de SalesBrain, propuso seis principios en The New York Times para hacer que el contenido y el diseño de una web logren esta nueva “optimización de la interacción social”:


1. No seas el centro de atención

El neuromarketing efectivo consiste en apelar sobre el dolor de un consumidor. Es decir, dedicar menos tiempo a hablar sobre lo alucinante que eres y centrarse en cómo vas a ayudar al cliente potencial que ha entrado en tu web.



2. No tardes demasiado

Nuestros cerebros son inundados por mensajes todo el día, por lo que responden mejor a mensajes cortos. Las afirmaciones cortas e impactantes en una homepage funcionan mucho mejor que los grandes bloques de texto que explican en exceso quién eres. Céntrate en las formas rápidas de demostrar que tu producto o servicio puede cambiar para mejor la vida de tus clientes.



3. Ver es mejor que leer

Lo que ven nuestros ojos conecta directamente con las partes del cerebro a la que quieren llegar los anunciantes, es decir, te interesa hacer que todo sea lo más visual posible. Las imágenes son formas geniales de vender conceptos rápida y directamente de forma que gusten al cerebro, mientras que las expresiones faciales son muy eficaces porque los clientes se identifican con ellas rápidamente.



4. Empieza fuerte y acaba a lo grande

El cerebro recuerda más cómo empieza y como acaba algo que lo que se dice en medio, por lo que tienes que asegurarte de que tu página web, y tus contenidos, tienen una apertura y un cierre tan atractivos que enamoren al cerebro de tu consumidor.



5. Apuesta por la simplicidad

Cuando algo es demasiado especializado o demasiado abstracto, el cerebro quiere pasar a otra cosa. Por eso, hay que asegurarse de que los contenidos están escritos en un lenguaje que todo el mundo puede entender, excepto si tu público es especializado.



6. Aprovecha las emociones

Las emociones apelan a nuestro intelecto más oculto de una forma mucho más efectiva que el mejor de los argumentos en palabras. Además, sea cual sea el mensaje, logran que sea memorable. Por eso hay que ir más allá de los hechos para hacer que los consumidores lleguen a sentir.

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