Cómo conseguir que (al menos) abran tus emails


¿Harto de que nadie te conteste los emails? Hay una serie de trucos muy sencillos que pueden elevar tus posibilidades, aunque por desgracia, es tal la saturación que tampoco esperes milagros ni tasas de lectura elevadas.

Sí, es un horror. Por un lado tenemos la bandeja de entrada desbordada con decenas de correos que no paran de llegar, pero por otro somos a su vez generadores de ruido. Es una locura en la que estamos inmersos y por el momento, es muy difícil salirse. Y claro, cuando somos nosotros los que enviamos un email, sobre todo si queremos conseguir algo de receptor (ya sea confirmar una cita o bien directamente vender un producto), pasamos un mal trago al ver que no hay respuesta al otro lado de la pantalla. ¿Lo habrá leído? ¿Se habrá quedado en spam? ¿Le pasará como a nosotros, que el correo ese es un número más en rojo en el icono de la aplicación? Parece difícil de creer, pero de la cantidad de correos que uno recibe al cabo del día, se leen muy pocos, y de éstos, en profundidad sólo los que se pueden contar con los dedos de una mano. Ahora bien ¿cómo podemos conseguir que se lean de verdad nuestros correos?

FastCompany ha publicado un curioso experimento en el que se ha enviado cerca de 1000 correos electrónico a "las personas más ocupadas" de Estados Unidos y todo ello con la idea de medir los índices de lectura y respuesta. Este equipo quería saber si existía algún tipo de relación entre la forma de redacción del email, su formato y extensión, con las tasas no sólo de lectura, sino también de apertura de los mismos. Y las conclusiones del experimento son apasionantes. Lo primero que hay que saber es que más de la mitad de los correos enviados no fueron abiertos, y aunque te lleves las manos a la cabeza, de hecho un 45,5% de apertura es una tasa altísima si consideramos que se trata de gente muy atareada. Otro dato que llama la atención, aunque es de puro sentido común, es que la decisión de abrir o no un email viene determinada en su mayoría por el remitente (su nombre) y atentos a esto, por el campo asunto.


Sí amigos, el nombre no lo podemos cambiar pero sí trabajar un poco en lo que ponemos en esa escasa línea llamada "Asunto". El primer dato en este sentido indica que si el mensaje de este campo es corto y directo, la tasa de apertura se dispara, así que poner "Una pregunta rápida" es mucho más efectivo que "Consulta sobre...". Pero aquí no terminan las sorpresas: el primer ejemplo del asunto, directo y al grano, obtuvo un 66,7% de tasa de respuestas, frente a un escaso 33% del segundo. Vas viendo por dónde deben ir los tiros ¿verdad? Pero hay más, porque otro de los elementos que aumentó el índice de respuestas fue la personalización del cuerpo del mensaje: el frío "estimado señor" invita a borrar el mensaje de forma inmediata a una persona atareada, mientras que un "Buenos días, Jose" llega más al corazón del lector, que seguro que le da una nueva oportunidad al texto.

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